Construyendo Ciudadanía con nuevos modelos económicos
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Por una re-humanización de la economía 2017Duración: | 2 horas |
El profesor emérito de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM, Tomás Rodríguez Villasante, ofrecerá una conferencia sobre el desafío que supone definir el concepto de poder democratizante y la llamada participación comunitaria.
Una de las mayores contribuciones de la Grecia Clásica al discurso político ha sido la noción de polis, cuya etimología alude a la ciudad-Estado. La polis evolucionó como un laboratorio ideal para la experimentación política a escala local. Al principio, los griegos adoptaron un modelo político muy básico: la monarquía, el gobierno del elegido por derecho divino. Pronto descubrieron las limitaciones de tal sistema y comenzaron a experimentar con otros modelos políticos: la oligarquía, el gobierno de los pocos; la timocracia o plutocracia, el gobierno de los ricos; la aristocracia, el gobierno de los mejores; la tiranía, el gobierno de quién ocupó el poder por la fuerza; hasta llegar a la democracia o gobierno del demos, significando el gobierno de la gente (o del pueblo, como solía ser interpretado en décadas previas, de mayor radicalización política).
En relación al concepto de participación, muy pocos académicos o políticos se atreverían hoy en día a cuestionar la importancia del ciudadano o de la sociedad civil en la gestión pública. Sin embargo, al igual que a lo observado antes con referencia al concepto de descentralización, detrás del aparente consenso se ocultan muchos y profundos desacuerdos políticos. Analistas conservadores, organismos multilaterales de desarrollo, movimientos políticos y sociales radicales, pensadores progresistas… parecen coincidir en sus elogios a la ciudadanía y a la sociedad civil.
Todo el mundo parece reconocer el poder democratizante e igualador de la participación, ya sea a nivel regional, nacional o local. Numerosos investigadores han subrayado el desafío que supone definir este concepto, advirtiendo que existe una amplia variedad de posibles significados. La llamada “participación comunitaria” ha pasado a ser un componente reiterado del discurso de instituciones históricamente poco propensas a la participación, tales como el BM o el BID.
Para algunos, la participación alude a una clara transferencia de poder y capacidades para la toma de decisiones, mientras que otros lo ven más bien como una mera consulta. La diversidad de actores políticos, sociales e institucionales que han asumido el discurso participativo, con perfiles ideológicos muy diferentes e incluso opuestos, nos obliga a ser cautos en la utilización de este concepto, ya que existen múltiples formas y niveles de “participación”.
La evidencia empírica internacional también indica que el alcance de la participación puede estar influido por factores de escala. Si la participación solo se produce en el ámbito local o microlocal, es difícil que los ciudadanos puedan incidir en la toma de decisiones sobre temas como la gestión de servicios públicos a escala municipal, estadual o nacional. Por el contrario, si la participación solo se registra en niveles institucionales superiores, es de prever que la profundidad de la participación a nivel local sea escasa o no lo bastante representativa de las comunidades directamente afectadas.
Tomás Rodríguez Villasante es profesor emérito en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y director del máster Investigación Participativa para el Desarrollo Local. Es, asimismo, codirector del postgrado en Participación y Desarrollo Sostenible Universidad Autónoma de Barcelona.