"Ejercicios de resistencia", de Nicolás Robbio
La exposición presenta una selección de trabajos del artista Nicolás Robbio en los que muestra parte de su práctica centrada, fundamentalmente, en instalaciones que parten de la idea del dibujo, entendido como un proceso de expansión.
A través de estas obras se evidencian dos conceptos fundamentales en su obra: la idea de gravedad y el dibujo como acto de resistencia. Estas piezas, concebidas como ejercicios de memorias colectivas, proponen una analogía metafórica entre los pensamientos utópicos de la lógica racional y la geometría matemática presente en los movimientos de la naturaleza.
Para Nicolás Robbio (Mar de Plata, Argentina, 1977) el dibujo es una forma de ver el mundo ya que, a través del lápiz y el papel, subyace un mecanismo que se construye de la misma forma que en la naturaleza, en la que todo se relaciona y donde la suma de varios elementos genera otros nuevos. De este modo, la acción de dibujar conecta con el inconsciente y con la forma del gesto más atávico que, a su vez, se relaciona con la comprensión mecánica-sensible y la construcción del trazo subjetivo y de todo aquello que conecta la acción física con la memoria psicomotriz.
Desde el comienzo de su trayectoria el dibujo ha supuesto para Robbio un campo de investigación, de hecho desde hace años realiza un dibujo cada día como una íntima experiencia. Una práctica diaria y cotidiana en el que el mínimo movimiento en constante repetición crea volumen, de forma que la disciplina transforma una simple acción en una proyección constante. Como el artista explica: “El dibujo en teoría tiene este mismo principio, la línea es una sucesión continua de puntos en el espacio, el punto se transforma en línea, la línea en plano, el plano en volumen, y un lápiz en una herramienta de resistencia”.
La relación del artista con el estudio del dibujo comenzó a través de un manual de normas IRAM, en el que encontró todos los símbolos que se utilizan en el dibujo técnico cuando se confecciona un plano: letras, números, puntos, flechas, escalas, líneas para construcciones, secciones, representaciones de vistas en perspectiva; en definitiva, todo aquello que se necesita para elaborar un plano de información técnica a través de estos manuales mecánicos donde la pulcritud del dibujo para su comprensión fascinaron a Robbio. A partir de entonces, la atracción del artista por la tecnología, la ingeniería y el conocimiento científico y matemático se evidencia en gran parte de sus trabajos. Este interés, junto a otros referentes como Magritte, Richard Buckminster Fuller, Nikola Tesla o Jorge Luis Borges, afirma la carga de ambivalencia y las múltiples interpretaciones a las que está sometida su obra.
Las piezas que forman la muestra responden a esa lógica del dibujo a la que tantas veces se ha referido el artista, desde la titulada Discurso, una cuadrícula a gran escala realizada directamente sobre pared en alusión al orden que simbólicamente ésta representa; pasando por la instalación titulada Plano expandido (cuestiones al trazar una línea), formada por trescientas diecinueve líneas realizadas en alambre sobre el muro. A modo de rayas sinuosas que simbolizan perfiles de fronteras, en una metafórica redefinición del significado de lo cartográfico que alude a la carga de memoria y a la simbología de esos contornos limítrofes entre unos países y otros. Y esa delimitación geográfica, presente también en la pieza Los paisajes sólo existen en la memoria, es un mapa que no deja de ser un código de lectura a través del lenguaje cartográfico que alude a la construcción del paisaje mental. Y es que en muchos de sus trabajos se percibe algo muy físico que tiene que ver con el uso de determinados materiales y objetos que hacen referencia a la fuerza contenida, sobre todo en Arquitecturas de reyes (Ejercicios de tensión) en el que un sistema de plomos y unas cuerdas continuas evidencian, por medio de su memoria funcional, la fuerza de la gravedad. Aquí, una serie de objetos y algunos elementos naturales - ramas, maderas, huesos- son sostenidos por la presión que la cuerda ejerce sobre la pared. La relación entre los diferentes elementos permite construir un tipo de arquitectura donde los elementos dispuestos y la estructura de cuerda que los sostiene, se vinculan a la forma física y también a la simbólica. Otra de las piezas que encontramos en la muestra es la titulada Conflictos en el campo Y-X, sobre una pintura de pizarra, el artista realiza incisiones a modo de rayas sobre la superficie dejando los surcos y destruyendo la función del encerado. De este modo reconstruye la funcionalidad del objeto. Por último, se sitúa Tonelada, una montaña de arena iluminada por una lámpara que reitera la idea de la contención y de la unión de elementos moleculares para representar otro más grande, concepto al que el artista alude en diferentes obras.
En definitiva, una exposición reúne muchas de las líneas de investigación del artista a través del uso de materiales sencillos y cotidianos como monedas, cuerdas, maderas, grafito, etc. Materiales que generan movimiento para reflexionar sobre la trasformación de la fuerza gravitacional en fuerza horizontal o vertical. Nicolás Robbio nos habla de memoria y materia, de abstracción y geometría pero sobre todo, a través de la sutil fragilidad del acabado de sus obras nos traslada a estos ejercicios de imposibilidad que no dejan de ser lógicas del dibujo.
La Casa Encendida realiza esta exposición en colaboración con el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina con motivo de la celebración de ARCOMadrid 2017 en el que el país rioplatense es el invitado.
Visitas guiadas gratuitas
Sábados y domingos, de 12.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 h.