| Duración: | 2 horas |
El cine de Jennifer Reeder refleja a la perfección el espíritu she makes noise: deconstrucción de roles de género y clichés relacionados con la adolescencia, sororidad y empoderamiento femenino, unido a la experimentación formal de sus narraciones y un exquisito trabajo con el sonido. Tras el foco que le dedicamos en 2016, presentamos su último largometraje, Knives and skin.
Knives and skin, de Jennifer Reeder. Estados Unidos, 2019. 111’. VOSE
En un pueblo perdido del medio oeste americano un sheriff sin experiencia investiga la misteriosa desaparición de una adolescente. A partir de este arranque de tintes lynchianos que recuerda a Twin Peaks, Reeder propone una relectura del universo adolescente que durante décadas ha reflejado el cine americano: los estereotipos en torno al instituto, el equipo de fútbol, las animadoras, las relaciones y el deseo son cuestionados y redefinidos a través de un uso autoconsciente de géneros clásicos como el thriller y el musical. La oleada de miedo y sospecha que producirá la pérdida de este miembro de la comunidad sirve para explorar el trauma colectivo, fortaleciendo algunas relaciones y destruyendo otras, lo que nos permitirá conocer las grietas de un pueblo que se mueve entre lo cotidiano y lo absurdo.
El estilo narrativo que ha marcado la carrera de Jennifer Reeder (utilización de un lenguaje vinculado a las redes sociales y al mundo del videoclip, unos efectos visuales de aire místico que nos trasladan a un ambiente de realismo mágico y una asimilación formal de la cultura pop y la música) siguen presentes en su nuevo largometraje, que tuvo su estreno mundial en la última edición de La Berlinale.
Jennifer Reeder (Estados Unidos, 1971) cineasta y docente formada en The School of the Art Institute of Chicago, posee una extensa y prestigiosa filmografía, fundamentalmente, en el campo del cortometraje, que le ha llevado a estrenar sus películas en los más destacados festivales a nivel internacional (Sundance, Berlinale, Róterdam, BFI Londres, Oberhausen, Ann Arbor o Vila do Conde) y en contextos artísticos como la Bienal de Venecia, la Bienal de Whitney o el MOMA PS1.
