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Pianistas disidentes como Schubert, Satie, Cage, Nyman, Glass, Mertens o Sakamoto, han escrito algunas de las páginas más brillantes para su instrumento, librándolo del rígido corsé que lo oprimía e impregnándolo de aire fresco. Su relevo, en el albor de este nuevo siglo, lo ha tomado un enjambre de brillantes artistas liderado por Dustin O’Halloran, Max Richter, Goldmund, Hauschka, Nils Frahm o el propio Greg Haines. Los citados comparten su perfil de instrumentistas y compositores con el de artistas sonoros, así como un carácter permeable, abierto a colaboraciones, y un acercamiento al piano decididamente alejado del academicismo.
Nacido en Inglaterra aunque afincado en Berlín desde hace un lustro, Greg Haines combina en su bagaje una inspirada trayectoria en estudio (Slumber Tides, Until The Point Of Hushed Support o Digressions son obras mayúsculas que reflejan su talento como compositor, instrumentista y productor), numerosas obras para espectáculos de danza (junto a coreógrafos como Meg Stuart, Ina Christel Johannessen, David Dawson o el MD Collective) e interesantes proyectos colaborativos como The Alvaret Ensemble o The Group.
Los pasados meses han sido especialmente intensos para el británico, con la publicación de Where We Were, su sorprendente nuevo disco, la reedición en un lujoso cofre en vinilo de sus tres primeros trabajos y el estreno, en la Royal Opera House de Londres, de una nueva coreografía de David Dawson para el Royal Ballet en la que Haines firma la música.
Previamente al concierto de Haines, presentamos el trabajo de Rauelsson, un castellonense que lleva más de media década componiendo, grabando y residiendo a caballo entre Portland (Oregón, EE. UU.) y España. Tras un tiempo impregnándose de toda la escena folk y la naturaleza del noroeste pacífico, el sello Hush Records decidió publicar sus trabajos, cantados íntegramente en castellano, cosechando buenas críticas y ganándose el respeto de la prensa especializada tanto en Estados Unidos como en España.
