Ecología histórica de la pandemia, con Josep Lluís Barona
Duración: | 1 hora 30 minutos |
Las epidemias no son fenómenos naturales; son el resultado de la interacción entre los humanos y el desequilibrio de su entorno. Las enfermedades infecciosas son fenómenos históricos, sociales y culturales, y de aparición relativamente reciente. Se ha demostrado que los humanos no podemos situarnos por encima de la naturaleza y eliminar los microbios. La solución pasa por una respuesta ecológica que reequilibre el sistema.
Las primeras epidemias humanas surgieron en el contexto de la revolución neolítica, hace unos 3.000 ó 4.000 años, cuando las primeras sociedades urbanas, los primeros imperios, el comercio, la agricultura, la ganadería, la esclavitud y las guerras transformaron las interacciones entre los humanos y el entorno, creando las condiciones para la infección, e incluyendo la posibilidad de la zoonosis, el contagio de una enfermedad de un animal al ser humano.
En este sentido, la peste adquirió una dimensión alegórica al azotar de manera implacable, y en olas pandémicas, a las poblaciones antiguas y medievales.
Con la expansión colonial y el cambio ecológico de la primera globalización, cuando los imperios europeos se expandieron por Asia, África, América y Oceanía desde el siglo XVI, nuevas enfermedades asolaron el mundo. La viruela se convirtió en el verdugo de las poblaciones del antiguo régimen, devastó comunidades indígenas y poblaciones de todo el mundo. En el contexto de la revolución industrial fueron el cólera, la sífilis y la tuberculosis las principales pandemias. Todas estaban estrechamente relacionadas con las condiciones de vida de los hacinados barrios obreros y la miseria industrial. Aunque el higienismo, el desarrollo social, las vacunas y los antibióticos hicieron mucho para neutralizar los condicionantes sociales de las epidemias, en 1918, en tiempos de hambre, posguerra, migraciones, refugiados y miseria, la gripe avisó de la nueva amenaza: los virus inaccesibles a las nuevas armas terapéuticas.
El objetivo de erradicar los gérmenes que provocan infecciones es imposible y erróneo. El éxito inicial de antibióticos, sueros y vacunas llevó en los años 1950 a vaticinar que la caza de microbios acabaría con las infecciones humanas. Pero la naturaleza siempre es más poderosa que la tecnología y exterminar un ser vivo rompe equilibrios naturales delicados y complejos. Mirko Grmek propuso el concepto de patocenosis para indicar que las enfermedades no son entes aislados, sino que forman parte de un sistema dinámico que afecta a una sociedad en un momento dado.
El optimismo terapéutico durante la Guerra Fría (1945-1989) estalló con la caída del muro de Berlín, debido a las consecuencias perniciosas de la globalización neoliberal. El primer aviso fue el SIDA, después el ébola y en la actualidad el coronavirus. Cada período histórico tuvo sus grandes pandemias; todas marcaron una época y actuaron de forma sustancial en los procesos de cambio social e histórico. Ahora es la pandemia de la Covid-19, de la globalización, en un contexto de crisis mediambiental, cambio climático, migraciones e hiperpoblación.
La organización asistencial, las reformas sociales y la investigación médica son los instrumentos inmediatos frente a cualquier epidemia. Pero el objetivo no tiene que ser el exterminio del microbio, sino la respuesta ecológica. Como nos enseña la historia, desde los filósofos de la Antigüedad hasta la ecología actual, los humanos no podemos situarnos más allá de la naturaleza.
Interviene:
Josep Lluís Barona, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad de Valencia. Doctor en medicina, cursó la especialidad de psiquiatría y realizó estudios de filosofía. Ha sido profesor e investigador en las Universidades de Oxford, Bergen (Noruega) y Nueva York (Rockefeller Archive Center), además de investigador Salvador de Madariaga en el Instituto Universitario Europeo de Florencia. Desde 2016 es profesor visitante del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Kumamoto (Japón), donde imparte cursos de postgrado en historia de la ciencia.
Miembro de la Sección de Biología de l’Institut d’Estudis Catalans, académico de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana y miembro honorífico del Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas y de Humanidades Digitales de la Universidad de Salamanca. Colaborador habitual de revistas culturales (L’Espill, Mètode) y de prensa diaria como eldiario.es.
Su investigación se ha centrado en la Europa contemporánea, principalmente en el estudio social y político de salud, el hambre y la nutrición comienzos del siglo XX y periodo de entreguerras. Ha trabajado con fondos históricos de la Sociedad de Naciones, Rockefeller Archive Center, OMS y FAO, entre otros, para analizar políticas de salud y emergencias sanitarias, circulación del conocimiento sobre nutrición y políticas de racionamiento en tiempos de crisis. Su investigación tiene como piedra angular el análisis histórico de la salud y la enfermedad como referente historiográfico esencial para entender la evolución de las sociedades contemporáneas. Ha dedicado también estudios al exilio científico republicano.
Entre sus libros más recientes: Nutritional Policies and International Diplomacy (Bruselas, Peter Lang, 2021), donde analiza las políticas nutricionales y de salud pública en el Japón de entreguerras; y Health Policies in Interwar Europe. A transnacional perspective (Londres, Routledge, 2019), análisis comparado de las políticas de salud en la Europa de la primera mitad de siglo XX.
Coordina: Le Monde diplomatique en español y el Instituto de Estudios de Naciones Unidas.
El encuentro se puede seguir en directo en el canal YouTube de La Casa Encendida.