Ética y política: ¿agua y aceite?
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En tiempos convulsos ¿queda aún espacio para la ética?Duración: | 1 hora 30 minutos |
El inquietante panorama actual y las perspectivas de un desarrollo tecnológico que, aplicado a la formación de opinión y a la toma de decisiones, puede abocar a situaciones indeseables, aconseja abordar nuevamente este eterno debate.
Se nos dice que Aristóteles no concebía la política sin la ética, orientadas ambas por el bien común, y añadía que la labor del gobernante es formar ciudadanos virtuosos.
Hoy, cuando son cada vez más visibles las señales de fin de época de un modelo democrático de organización política que en su momento se consideró “el peor de todos, si exceptuamos todos los demás”, parece imponerse una visión pesimista que reduce el campo de la política a una descarnada lucha por el poder a toda costa. Por el camino se han ido deteriorando las bases éticas de un modelo que hoy tan solo parece guiarse por la cruda defensa de intereses, no siempre confesables ante la opinión pública.
En todo caso, la acción de las y los gobernantes no deja de ser un reflejo del sentir mayoritario de sus propias sociedades; lo que, sin excusar la responsabilidad de quienes tienen que tomar las decisiones en el ámbito político, obliga también a reconsiderar los esquemas con los que dichas sociedades se manifiestan. Y todo ello en un contexto en el que se asienta la percepción de que no existen verdades absolutas y en el que las redes sociales y los medios de comunicación están crecientemente sometidas a un bombardeo de falsedades y medias verdades que hace cada vez más difícil fijar el camino correcto.
“Divorciado de la ética, el liderazgo se reduce a la gestión y la política a una mera técnica”. James MacGregor Burns
Charla coloquio con:
- Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde.
- Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho, Universidad de Valencia.
- Carles Casajuana, exembajador de España en el Reino Unido.
Coordina: IECAH (Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria).