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Give me five #23 Oriol Fontdevila

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28 nov 2020
Duración: 13 horas 30 minutos

Cerramos noviembre con el Give me five del comisario e investigador Oriol Fontdevila, quien nos comparte sus referencias, ideas e inspiraciones más presentes.

  • El nudo materno

    Fue durante el primer confinamiento que me inicié a la lectura de algunas piezas del cuidado catálogo de la editorial Las Afueras. El nudo materno, de Jane Lazarre, fue la segunda (2018). Publicado originalmente en 1976, se trata de un libro que su autora arrojó contra lo que ella misma llamó “la gran falacia de la maternidad”, es decir, los mitos de la maternidad feliz y de la buena madre. Opté por Lazarre con el ánimo de confrontarlo a la mi entonces reciente experiencia de paternidad, aunque el libro no tiene por qué ser leído en absoluto en esta clave. Aunque probablemente sea ésta la razón de por qué las meditaciones de la autora aún retumban en mis oídos: ¿Son los hijos buenos que crean unas madres y unos padres que disfrutan de sus hijos o bien son las madres y los padres los que realmente crean niños satisfechos? El nudo materno no deshace ningún nudo, sencillamente da cuenta de una experiencia de intimidad desgarradora, descrita con una sensibilidad extraordinaria y que se desenvuelve en diálogo con las razones y maneras de una entonces emergente militancia feminista, así como las luchas para los derechos civiles en los Estados Unidos.

  • Alrededores exentos de adultocentrismo

    Llegué a la editorial Las Afueras por recomendación de mi amigo Javier Peñafiel, que en aquel momento se encontraba replanteando una exposición individual que tenía programada en Casal Solleric (Palma de Mallorca) en un conjunto de intervenciones en el espacio urbano y un libro de artista –por mi parte no fui tan hábil con el comisariado de El objeto del vínculo, permaneciendo todavía hoy esta exposición pospuesta en el calendario de dicha institución–. Resultó de ello un libro bellísimo, Alrededores exentos de adultocentrismo (2020), con el que el pequeño egolactante que a menudo acompaña a Peñafiel, este último reducto de emocionalidad en una sociedad hiperburocratizada, explota en un puñado de figuras infantiles indómitas e imposibles. Se trata de una colección de seres diminutos con devenires altamente poéticos, los cuales suceden en los estrechos márgenes que deja la inercia reproductiva de los adultos. Si el proyecto colonizador de los adultos acostumbra a dejar a lxs niñxs incluso sin esfera pública, Peñafiel incluyó en el proyecto el despliegue de sus criaturas por los OPI´s de la ciudad de Palma –algo que desató la furia de grupos de ultraderecha y un ciberacoso al artista, algo todavía más chocante si atendemos al deliberado hermetismo del proyecto–. Según me cuenta Peñafiel, se encuentra aquí un aviso para navegantes: en un mundo que se quiere tan predictible, la ambigüedad resulta incluso más ofensiva que el insulto.

  • Utopía Queer. El entonces y allí de la futuridad antinormativa

    Otra polémica en torno a lxs niñxs se desató en 2004, cuando Lee Edelman desarrolló magistralmente la idea de que en la infancia se hipostasia la mayor fantasía de regulación del orden social: comprendemos el futuro como “la reproducción colectiva del Niño” (pg. 31), elegimos al “Niño como imagen disciplinaria del pasado Imaginario” (pg. 57) y en su nombre ratificamos la repetición de mismidad, sostuvo Edelman con su con su No al futuro (Egales 2014). En 2009, José Esteban Muñoz recogió este pensamiento y lo complicó con una necesaria reivindicación de El principio de esperanza, de Ernst Bloch (Trotta, 2004). El resultado fue Cruising Utopia. The Then and There of Queer Futurity (New York University, 2009). Muñoz explica ahí lo queer como un movimiento dialéctico que se pone al servicio de la desnaturalización del presente, por lo que se nos dice que lo queer aún no ha llegado, a la vez de que ya no es consciente. Con lo queer se recogen las trazas de un pasado que el presente se empeña en olvidar y se articulan como futuridades incipientes. Se da lugar así a una suerte de resurrección de lo utópico que, si bien lastimado, resulta creíble y consigue asimismo alimentar una crítica al presente desde la posibilidad del cambio. Muñoz pone en valor lo queer en tanto que fuerza movilizadora, pero no la identidad queer que, según expone, cristalizó con la crisis del SIDA. Significativamente, Caja Negra editó en castellano la edición del décimo aniversario del libro Utopía Queer. El entonces y allí de la futuridad antinormativa a principios de 2020, justo en el momento que en medio de un sentimiento anti-utópico generalizado irrumpió de nuevo la pandemia.

  • Cambio

    Cambio es otro proyecto visionario, en este caso del colectivo de diseñadores Formafantasma (Andrea Trimarchi & Simone Farresin). Cambio me interesa por su capacidad de análisis a la vez que por ensayar también con futuros diferenciales, así como por acompañar su crítica especulativa con actuaciones posibles y concretas. Cambio es una investigación a largo plazo sobre la industria de la madera que se articuló con su exposición en la Serpentine Gallery a modo de site-specific: a pocos metros, en el mismo Hyde Park es donde tuvo lugar en 1851 una primera demostración sobre los avances técnicos de una todavía incipiente industria de la madera, con la primera exposición internacional de la historia –The Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations, se llamó–. Algunos fragmentos de aquellas maderas procesadas, junto a fragmentos de su display decimonónico, se mostraron de nuevo en la Serpentine. A la vez, Formafantasma replicó un modelo de silla de IKEA con madera extraída con principios de sostenibilidad. "La madera ha sido la auténtica materia prima de todas las revoluciones industriales de los humanos", sostiene el colectivo; sin embargo, una buena parte de la madera que utilizamos en nuestro día a día ha sido conseguida por medios que en Europa serían considerados ilegales. La reivindicación de Formafantasma es que una simple silla tiene que poder tener la misma durabilidad que los árboles de donde procede. Buena parte de las personas interesadas en el proyecto no hemos podido desplazarnos a Londres este 2020. Pero, en cambio, Cambio se ha dado a conocer, sobre todo, por el impresionante archivo que se aloja en la página web del proyecto: www.cambio.website. Este fabuloso repositorio llega ¿de manera fortuita? en un momento en que se ha puesto definitivamente en entredicho la dilapidación de recursos que se genera con los desplazamientos y las exposiciones. Como en las sillas, la materialidad de los componentes que conforman la infraestructura y protocolos del arte también es parte de un debate acuciante.

  • Manifiesto for Maintenance Art

    En 2020, el Museo de Queens ha relanzado el proyecto con que Mierle Laderman Ukeles agradece a los trabajadores públicos su dedicación al mantenimiento de la ciudad de Nueva York. La frase “Thank you for keeping NYC alive!”, que se ha reimpreso sobre un multiplicidad soportes que son visibles a lo largo y ancho de la ciudad, procede de su anterior Touch Santiation (1979-1980), con que Ukeles dedicó dos años de su vida a estrechar la mano a cada unx de lxs 8,500 empleadxs del New York Santitation Department por medio de seguir sus rutas y personarse en sus lugares de trabajo. No confundir con salir al balcón y aplaudir a lxs trabajadores del sistema sanitario –algo que Núria Güell ha descubierto recientemente como un gesto autocomplaciente con su performance Un evento público (Barcelona, 2020). El empeño de Ukeles fue el de entrar en contacto físico con un sistema no solamente invisibilizado, sino que se encarga de transformar en invisible todo aquello que amenaza diariamente nuestro sistema. Tal y como explicaba la antropóloga Mary Douglas, allí donde hay suciedad, hay sistema: el rechazo de los elementos inapropiados es el principio de cualquier modo de ordenamiento. Hablábamos de esto recientemente con Aida Sánchez de Serdio cuando me recordó el manifiesto que Ukeles escribió en 1969, Manifiesto for Maintenance Art. Sintiéndose entonces abrumada por su dedicación casi total a la maternidad, la artista arguyó que el conjunto de la sociedad está articulada según “dos sistemas básicos: desarrollo y mantenimiento”, que se correlacionan asimismo con diferencias de género, de clase y raciales. El problema, según Ukeles es que "mientras en nuestra cultura se aprecia sólo el desarrollo, el mantenimiento takes all the fucking time". Su propuesta para remediarlo fue una exposición que describía en su manifiesto y que titulaba Care y que consistía en desplazar las labores domésticas en su conjunto para tener lugar en un museo durante un tiempo determinado. Ukeles presentó su propuesta para tener lugar a distintas instituciones, pero, lamentablemente, en todos los casos fue rechazada.

Oriol Fontdevila (Manresa, 1978) es curador de exposiciones e investigador doctoral en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Hace un par de semanas le preguntaron en el Máster de Historia del Arte Contemporáneo del MNCARS, que organizan las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid, sobre porqué dedica tanta atención a los públicos con sus proyectos. Respondió que probablemente esto se deba a una reminiscencia de su pasado como crítico de arte, que identifica sobre todo con el espacio de recepción y que, como Oscar Wilde –salvando las distancias– su ideal de público es el de una ciudadanía crítica. Es padre de Margot Lasurt, en 2018 Consonni publicó su El arte de la mediación y de joven participó en la reforestación de algunos bosques con los boyscouts.

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Give me five #23 Oriol Fontdevila

28 nov 9 - 22:30 h

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