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Raíces ideológicas del deterioro ecológico y social y cambio de paradigma

20 abr 2016
Duración: 2 horas
Naredo, pionero, estudioso y divulgador de la economía ecológica en España, propone posibles alternativas para poner fin a la degradación constante de la sociedad a la que nos lleva el neoliberalismo: revisar la teoría de la propiedad y el marco institucional que la regula.

La preocupación por la crisis ambiental y la polarización social han marcado el final del siglo XX, poniendo en cuestión la fe en la senda de progreso indefinido que nos había propuesto la civilización industrial. Sin embargo, este hecho no autoriza por sí solo a hablar de crisis de civilización. Es más, puede argumentarse que el proyecto de modernidad y progreso subyacente nunca se había extendido tanto, ni había desbancado tanto como ahora a otras formas de concebir y de sentir el mundo.

Empecemos por advertir una curiosa paradoja: se dice que la crítica posmoderna ha subvertido los dogmas de la modernidad, pero se silencia que algunos de estos dogmas –como son las ideas al uso de sistema político y económico– han escapado milagrosamente a esa subversión y siguen gozando de buena salud. Se compatibilizan, así, paradójicamente, los más extremos alardes de relativismo posmoderno, con la petrificación tan extrema del modelo de sociedad actualmente dominante que permite diagnosticar sin rubor “el fin de la historia” y “la muerte de las (otras) ideologías”. Y es que la relativización ha trascendido solo hasta donde resultaba funcional a los poderes establecidos, sirviendo a veces más para esterilizar que para incentivar las críticas al modelo de sociedad actual.

La ideología que canta los parabienes de la llamada globalización y justifica los poderes hoy hegemónicos en el mundo no es ningún fruto posmoderno, sino una simple herencia del empeño ilustrado o moderno de construir una civilización universal apoyada en bases pretendidamente racionales. Como los ensayos deconstructivos del pensamiento posmoderno son poco útiles para construir justificaciones sólidas del poder, se mantiene bien firme la visión moderna del individuo y de la sociedad, con sus ideas de sistema político y económico, para ofrecer al poder coartadas de racionalidad. Y es que resulta difícil ofrecer a los ricos y poderosos otro regalo mejor que el que les hizo esta visión de la sociedad, al liberar de cualquier cortapisa moral el manejo del poder y la riqueza. El secreto del éxito del nuevo credo así configurado estriba en que “a los fuertes les promete libertad absoluta en el ejercicio de su fuerza y a los débiles la esperanza de que algún día lleguen a ser fuertes” (Tawney, 1921).

En efecto, el pensamiento moderno consiguió emancipar por vez primera lo político y lo económico de las antiguas reglas morales, no solo mediante la relajación más o menos instrumental y transitoria de estas reglas, sino a base de identificar con el bien el poder y la riqueza, y con la virtud el afán de acrecentarlos.

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Raíces ideológicas del deterioro ecológico y social y cambio de paradigma

20 abr 17 - 19 h