El descenso de la presencia humana por las calles, el cese de las labores de desbroce por los servicios municipales de limpieza y las lluvias de primavera han propiciado un crecimiento inusual de la flora espontánea en las aceras, descampados, alcorques, alcantarillas y espacios interbloques de los barrios de las ciudades.
Esta vegetación adventicia, denominada como 'malas hierbas' por la mayoría de peatones, tiene efectos positivos como aumentar la biodiversidad en la ciudad, enriquecer su paisaje y atraer insectos polinizadores.
La entrada a la Fase 0 del confinamiento ha supuesto que esta vegetación haya ido desapareciendo de nuevo por la presencia humana, así como por la vuelta a la normalidad de los servicios de limpieza municipales.
Y de forma inevitable surge la pregunta: ¿Era necesario?
Los encuentros del ciclo 'Salvajes, silvestres y espontáneas' tienen como objetivo despertar el interés por la vegetación espontánea desde el punto de vista del activismo ciudadano, el arte, la ecología y la cultura.
Se acercan a la flora espontánea urbana desde las miradas de cinco 'vegetanautas' que han impulsado proyectos relacionados con la vegetación espontánea desde sus áreas de interés y que quieren contribuir a cambiar la percepción mayoritaria sobre ella, concebida como una vegetación invasiva, caótica o pasto de llamas que ha de ser erradicada del entorno urbano.
Asimismo, los y las participantes de las jornadas tendrán un reto: rastrear las calles de sus barrios en sus 'paseos de desescalada' para crear un herbario inventado común.
Están invitados a fotografiar la flora espontánea de las calles por las que transite, que inventen un nombre para las plantas que descubran y unas propiedades imaginarias. Contarán con una ficha descargable de ejemplo a partir de la cual se creará el herbario.
El objetivo es buscar entre todos y todas la flora más resiliente, la que crece en lugares menos propicios para arraigar, las funambulistas del asfalto. No las plantas espontáneas de descampados o jardines, sino el comando guerrillero de la flora espontánea urbana, el más outsider. Aquellas plantas que pueden encontrarse en espacios como alcorques, bordillos, grietas en las aceras, cerca de las alcantarillas, en una glorieta o entre los ladrillos de una fachada.
Ese herbario inventado, más poético o humorístico, será la herramienta con la que el experto paisajista J. Ramón Gómez Fernández descubrirá el último día de taller la verdadera identidad de la flora espontánea urbana de los barrios.