Una oportunidad para dar lugar a la reflexión sobre el espacio que le brindamos a la muerte en nuestras sociedades y cuya esquiva relación arrastramos desde hace décadas.
2020 ha sido un año en que nos hemos dado de bruces con la muerte, tantas veces metida debajo de la alfombra de nuestras aceleradas y aparentemente invulnerables vidas, inmersas en este poscapitalismo avanzado.
Las sociedades occidentales han desritualizado la muerte y las sociedades poscapitalistas no dan lugar para ubicarla en el discurso público y privado de manera profunda. La muerte, como tabú y como ansiedad ante el envejecimiento, y el fin de la vida, como un acontecimiento que en vez de enraizarnos más con la vida y muerte de otras especies con las que habitamos el planeta, nos separa aún más.
Desde la frialdad de las estadísticas diarias, las noticias, el bombardeo mediático, la amenaza de muerte posada en el otro, la dura realidad de las muertes por el virus y enfermedades colaterales, la incapacidad de la despedida con los que se han ido en este año nefasto de crisis de la Covid-19, la muerte se ha puesto en el centro, pero de una manera abrupta, sin asideros, sin capacidad de ritualizar para la integración.
Es una oportunidad para dar lugar a la reflexión sobre el espacio que le brindamos en nuestras sociedades y cuya esquiva relación arrastramos desde hace décadas. Para acompañarnos en los miedos, las dudas y las ceremonias.
La hiper-higienización de los procedimientos que tienen que ver con la muerte, la sobre profesionalización de los entierros, los abusos del sector funerario, la concepción de la vejez y la dependencia como tabú, la desacralización del deceso y la pregunta de cómo podemos generar rituales propios, nos pone de frente un fenómeno que necesitamos incorporar a nuestras vidas de modos más personales y más conscientes, desde el juego, la ceremonia, el diálogo y el pensamiento.
Un espacio de resistencia desde lo íntimo/colectivo.
Necesitamos hablar de la muerte.
Necesitamos traerla a la vida para poder vivir mejor.
Como dice Chantal Maillard: “La primera tarea de una sociedad adulta en lo que concierne a la muerte es la elaboración de rituales de duelo. La segunda, la observación de los miedos. La tercera, educarse en la compasión”.
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Sesión 1
Sesión de escucha de músicas relacionadas con la muerte de diferentes géneros y partes del mundo.
Visionado videoplaylist sobre rituales, extractos de charlas y piezas de videoarte relacionadas con el tema.
Textos seleccionados por Chico-Trópico + aportes de participantes (animamos a las personas inscritas a traer sus aportaciones) + conexión con la psicóloga Jara Pérez, quien realiza lecturas desde su residencia.
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Descanso
Antropología de la muerte en tiempos de Covid + Asesoría sobre nuevas prácticas funerarias y nuevos rituales.
Conversación con Marta Allué ( (online)
Marta Allué (Tarragona, 1957) es antropóloga social. Desde hace diecisiete años su tema principal de investigación ha sido la antropología de la muerte, que la ha llevado a interesarse primero por el estudio de los rituales y prácticas funerarias y del cementerio, más tarde por el proceso y la gestión del morir y los derechos del paciente en el medio sanitario.
Se hablará del morir en tiempos de Covid y la necesidad de llevar a cabo rituales, ceremonias, vincularnos de otro modo a la muerte desde la vida.
Jara Pérez
Licenciada en psicología en la Universidad Autónoma de Madrid y experta en Terapia Sistémica y Familiar. Feminista militante y apasionada por el psicoanálisis. Trabaja como psicóloga consultora y acompaña a personas como terapeuta a través de videoconferencia. Actualmente centra su trabajo en la lucha por la aceptación y gestión de todas aquellas emociones y formas de sentir mal vistas por la sociedad, lo que ella considera las sombras o el fango de la vida.
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Sesión 2
El colectivo catalán DU-DA presenta sus investigaciones dentro de su proyecto Morir Guay, que recibió la beca de Investigación y experimentación 2020 del centro-fábrica cultural La Escocesa y de la que acaban de editar un libro que recoge sus investigaciones.
Invitadas: Sarai Cumplido y Clara Piazuelo.
+ Acción participativa/ceremonial propuesta por DU-DA.
Morir Guay es una investigación viva, diversa en cuanto a lenguajes y perspectivas críticas, en torno a los discursos imperantes sobre la muerte y la obsolescencia de los cuerpos –cuerpos viejos, que ya no son útiles–. El colectivo quiere recuperar en este proyecto voces que hablen de otros modelos cosmológicos y ritos de relación con esta transformación y explorar maneras desde las que, donde estamos, queremos vivirla.
Sesión de construcciones
Con ayuda de Javier García de Segueta de Carpintería Creativa, tiene lugar la construcción de un ataúd simbólico. Será el contenedor de: collages/maquetas/escritos/grabaciones donde cada persona imagine un ritual de muerte propio y/o maneras más colectivas e íntimas de vivir la de otras personas. Reflexiones y experimentos sobre la autogestión de la muerte.
*El resultado del taller –ataúd y propuestas en su interior–, son presentados el día 22 de mayo, festejo de Pueblo Exterior, a modo de romería que abra el festejo. Las piezas permanecerán a modo de instalación en el centro del patio de La Casa Encendida.
