Jeanne Tripier. Creación y delirio
Esta exposición forma parte de una línea de investigación, abierta desde hace diez años en La Casa Encendida, que pretende reflejar una aproximación a las relaciones y pulsiones creativas de artistas, calificados desde diferentes puntos de vista como marginales, y las vanguardias artísticas del siglo XX.
La muestra Creación y delirio gira en torno a la figura y obra de la artista desconocida en España, Jeanne Tripier (París, 1869 - Neuilly sur Marne, 1944), y quiere presentar un aspecto de la creación artística relacionado con la fascinación por el mundo no material visto desde las experiencias en estados alterados de la conciencia. La exposición está formada por obras que provienen de la Collection de l’Art Brut de Lausanne.
Aurora Herrera, curadora de la muestra, ha comisariado dos exposiciones sobre las figuras del gran director de teatro y escenógrafo inglés Edward Gordon Craig y la gran artista, coreógrafa y bailarina americana, Löie Fuller. Ambos creadores se manifestaron y posicionaron claramente en territorios marginales, trabajando uno con la materialidad de la luz y el espacio en la escena teatral, y la otra haciendo visible la energía de la luz a través de la danza, el cuerpo y la vestimenta.
La figura de Jeanne Tripier y su obra, realizada durante los diez años que estuvo ingresada en el sanatorio mental de Neuilly sur Marne, donde falleció, tiene un gran interés y lirismo. Fascina por su carácter autodidacta, la relación de su obra plástica y bordados con su enfermedad mental, sus crisis psicóticas-melomaníacas y la relación con las manifestaciones matéricas o la reencarnación en otras personas –como Juana de Arco– en su propia disputa como justiciera interplanetaria.
Es fundamental el papel que juegan, para ella, sus creaciones como tablas de vidente, llenas de mensajes que permiten en su caso visibilizar su mundo interior, expresión intrínseca de su yo. También el papel que juegan como “revelaciones” directas de visiones desafiando las convenciones artísticas, que ella no conocía como autodidacta, y que le permitieron trasgredir los límites de la representación.
Las diferentes pulsiones que encierran sus obras nos permiten hacer un recorrido por la expresión, la transgresión, el juego o la repetición obsesiva como presencia constante de la vida, aunque sea esta como imposible.
Otro de los factores de la fascinación que despierta la obra de Jeanne Tripier es la utilización del bordado como expresión y terapia, la repetición que conlleva el bordado y el papel que juega como generador de un estado mental, que tanto nos acerca al mundo cotidiano de las mujeres que históricamente lo utilizan como escape de la realidad y descanso de la mente.