Korakrit Arunanondchai. Canciones para morir
La cuarta escena de Fantástico interior marca el final del ciclo anual de exposiciones, comisariado por Rafa Barber Cortell, que ha discurrido por los distintos momentos que, de alguna manera, construyen el relato íntimo de una vida, empezando por la infancia para terminar con la muerte y deteniéndose en todo lo que hay en medio.
En esta escena final, Korakrit Arunanondchai (Bangkok, 1986) presenta la videoinstalación Canciones para morir, en la que el artista tailandés se asoma a formas de ver el mundo en las que la relación con la muerte tiene un marcado carácter personal e inmediato y está estrechamente enlazada a la vida. En este espacio situado entre lo material y lo espiritual, entre el aquí y el más allá, y en las formas en las que dicho espacio es narrado, Arunanondchai encuentra muchos de los códigos ocultos que sirven para explicar lo real. De este modo, es capaz de crear un collage visual en el que se relacionan varios eventos que ocurren en distintos lugares y en distintos tiempos, pero que están conectados por una figura común: la del fantasma.
El fantasma se representa en la obra como una alegoría de lo que no se puede contar y bebe de la espiritualidad de Asia y de las religiones animistas. Lo importante no es si el fantasma existe o no, sino las historias y las narraciones que se cuentan a través de su figura, que habita los diversos lugares por los que transita Canciones para morir de muchas maneras distintas.
La relación del propio artista con la muerte y la espiritualidad del fantasma también nos llega a través del fallecimiento de su abuelo durante la crisis del Covid-19, que supone el punto de arranque del video. El artista comparte el momento preciso de su partida, en el que se le invita a cantarle una canción para así poder acompañarle hasta su último instante en este mundo, ya que el sentido del oído es el último en desaparecer cuando morimos. Son estas canciones, capaces de conectar mundos y acompañar los procesos de desmaterialización de lo humano, las que estructuran la narrativa de todo el video, convirtiéndose en cantos que invocan la espiritualidad de la era contemporánea, canciones para el orden, canciones para la descomposición, canciones para soñar…